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Vuelta al cole o como no morir en el intento

Actualizado: 9 sept 2020




POR MARIO SEOANE

Fuente: Autismo en vivo

Fotografía: PixaBay

Pontevedra, España / 07/09/2020

Septiembre siempre es un mes de cambios y de nuevos propósitos, pero para algunos puede llegar a ser una agonía si no se hace bien.

Independientemente del año, este artículo está siendo escrito en un mes de septiembre. Hay un refrán en mi tierra que dice que en este mes “arden os montes e secan as fontes”, que significa que es un mes en el que los bosques suelen arder con mayor facilidad y que las fuentes, debido a la sequía, suelen quedarse sin agua.

En septiembre, concretamente el día 7, es cuando la cantante Ana Torroja menciona un aniversario -no sé si de boda o de qué exactamente- en la canción llamada “7 de Septiembre”. Mi paisano Iván Ferreiro, menciona en su canción llamada “Años 80” su felicidad por la llegada de este mes, cuando en este single parece transmitirle a uno de esos amores de verano, con el que quizás no acabó muy bien, que “No te echaré de menos en septiembre, verano muerto, veré a las chicas pasar”. Esta cita textual, hace referencia al inicio de las clases. Desconozco a qué etapa educativa, eso sí, pero es de lo que voy a hablar en la publicación de hoy.

La vuelta al cole, dependiendo de la persona, puede ser muy positiva para algunos. Significaba el reencuentro con los amigos; el estreno de un nuevo curso; de los libros nuevos; de quién iba a un colegio concertado, de uniforme; de clase nueva… No obstante, para otros, es “un rollo”, ya que es la vuelta de los deberes, de los madrugones, de alguna que otra bronca del personal docente… En definitiva, hay personas que son capaces de sacarle el lado bueno; y otras, el no tan bueno.

En mi caso como persona en el espectro (lo cual no quiere decir que sea igual en otros casos) la llegada del mes de septiembre era el mes del infierno, del pánico y de la ansiedad. La “vuelta al cole” podría llegar a ser una agonía debido a que pasaba de un periodo de libertad a, de repente, a un periodo de trabajo muy duro, y en ocasiones, de regañinas, de vacío y en parte de la tercera infancia y la adolescencia, la vuelta al infierno del acoso escolar. El verano suponía como un descanso para mí de aquella barbarie que, a día de escribir estas palabras, 8 años después de finalizar la enseñanza obligatoria, me acarrea secuelas psicológicas.

No podemos negarnos que en función de cómo se afronte el mes de septiembre, es necesario llevar a cabo una serie de estrategias para desafiar este período, por lo que la pregunta que

todos se hacen las familias es… ¿Qué puedo hacer para que mis hijos o hijas afronten mejor la vuelta al cole?

Los tips que os daré aquí, tienen que ver con mi propia experiencia vital. Lo que quiero decir con esto es que quizás funcionen o quizás no, por lo que considero necesario el plantear ante vuestros terapeutas de referencia que se puede hacer ante estas circunstancias si los sentimientos son negativos. Lo que propongo yo, es:

1. Hablar con el niño y aseguraros de lo que realmente siente. Esto es muy importante porque a lo mejor simplemente siente una tristeza adaptativa, señal habitual en todas las personas, o a lo mejor siente una angustia muy fuerte, señal de que puede tener alguna dificultad añadida como acoso escolar, maltrato o dificultades de aprendizaje que se desconocen.

2. Desensibilización Sistemática. Es muy importante que el cambio de rutina sea paulatino, y si es posible, antes del día de empezar las clases. Por ejemplo, que os acompañe para hacer la matricula, poder ir hasta el colegio desde finales de agosto para ir preparándose para la vuelta a la rutina o no volver de vuestra localidad de vacaciones justo el día de la víspera de volver a clase.

3. Si es necesario y posible, hablar con los docentes o con el colegio para realizar una incorporación paulatina. ¿Cuál es una de las circunstancias por excelencia que más nos afectan a las personas autistas o con autismo? ¡Los cambios de rutina! En el caso de los niños pequeños, cuando se incorporan a la Escuela Infantil o al Jardín de Infancia, se hace los primeros días un periodo de adaptación, es decir, comienzan yendo unas horas y se van aumentando hasta que dos o tres semanas después, van a la escuela a tiempo completo. Puede pactarse un período de adaptación porque, por mucho que pase el tiempo, los cambios de rutinas nos costarán siempre más que otros, llamémosle neurotípicos o llamémosle alistas. No menospreciemos, ni dejemos que nos menosprecien por la etapa evolutiva de vuestros hijos o hijas. La condición la tendremos hasta que nos muramos, y con ello, algunas de nuestras dificultades que jamás desaparecerán, por lo que es preferible buscar estrategias de afrontamiento para a la larga, saber plantarles cara.

4. No neguemos sus sentimientos. Si preguntamos qué les pasa, no le digamos un “¡Qué va!”, un “¡Eso en dos días estás genial!” o un “¡Pero si vas a ver a tus amigos!” u otras respuestas contradiciendo sus sentimientos. Por intentar transmitirle que no le damos importancia, vuestros hijos o hijas no se la van a quitar. La rigidez mental tiene estas cosas y lo que harán, será ponerse peor y sentirse incomprendido. No neguemos que volver a clase les supone un mal trago porque, se enojará y la cosa solo podrá acabar peor.

5. Dejadles expresarse. Va relacionado con lo anterior. Van a llorar, van a tener miedo, van a pasarlo mal o pueden incrementarse las estereotipias si las tienen, entre otras cosas. No se les debe amenazar ni con castigos ni con reprimendas cuando muestren sus sentimientos. Así no solo no inhibirán sus sentimientos, sino que os tendrán miedo y, a la larga, no se sentirán seguros con vosotros ni os contarán sus problemas.

6. Si hay alguna actividad de verano en vuestro centro educativo y vuestro hijo o hija acepta, apuntadlo. En muchas ciudades, se desarrollan campamentos de verano u otro tipo de actividades en el recinto escolar donde vuestro hijo o hija va a clase. Si lees este consejo a finales de verano, te servirá para otros veranos, así que consideraría apuntarlo. Podéis proponerle ir a un campamento o actividad del colegio que se desarrolle durante el verano para que vuestro hijo o hija siga habituado al centro escolar. Solo haced esto si acepta, ya que si no, podéis estar forzando la socialización y eso le puede volver más vulnerable a posibles burlas, generar ansiedad u otros sentimientos negativos. Intentad convencerle y persuadirle, pero jamás forzarle.

7. No transmitir que no los soportamos. Con esto me refiero a ciertas argumentaciones que transmiten la idea de que ya le ha llegado de vacaciones o que ya no les aguantes más en casa. Básicamente porqué nuestros hijos e hijas no van a entender a lo que nos referimos.

8. La anticipación es lo más importante. Los primeros días de curso son días de imprevistos que por muy “chachis” que sean, la reacción puede ser bien distinta. Procuremos anticipar lo máximo posible si podemos. Hay cosas que siempre serán imprevisibles, pero si algo sabemos, lo mejor es que ellos o ellas lo sepan previamente.

Y esto es lo que, desde mi experiencia vital, soy capaz de aportar a todas las familias que tienen interés en leernos. Agradecer vuestro tiempo invertido y recordaros que... unidos somos imparables.

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