POR M. WALID QORONFLEH
Fuente: Autism Parenting Magazine | 03/12/2020
Fotografía: Pixabay.com
La dieta se asocia desde hace tiempo a una vida sana, pero sigue siendo un hecho poco conocido que también puede desempeñar un papel importante en el control del autismo.
Los estudios realizados a lo largo de los años han demostrado que una dieta sana es crucial para la prevención y el tratamiento de los trastornos neurológicos, y el autismo no es una excepción. Pero los padres a menudo no saben por dónde empezar. A pesar de que el autismo afecta a una de cada 100 personas en el Reino Unido y forma parte de la vida cotidiana de dos millones ochocientas mil personas en el país, la educación sobre cómo la dieta puede influir en el autismo es limitada.
El Dr. M. Walid Qoronfleh, Director de Investigación y Desarrollo de Políticas de la Cumbre Mundial de la Innovación para la Salud (WISH), y el Dr. Mohamed Essa, Profesor Asociado de Nutrición de la Universidad Sultán Qaboos de Omán, han estado trabajando en nombre de WISH -una iniciativa global de la Fundación Qatar- para abordar este problema. Su nuevo libro con Springer-Nature Switzerland AG, Personalized Food Intervention and Therapy for Autism Spectrum Disorder Management, explica algunas de las intervenciones que pueden marcar una gran diferencia.
Los beneficios de una dieta sana
Para entender cómo la dieta puede desempeñar un papel en el manejo del autismo, primero debemos comprender cómo la alimentación está vinculada al desarrollo del cerebro.
Las vitaminas, los minerales, los aminoácidos y los ácidos grasos esenciales que se encuentran en los alimentos son necesarios para el correcto desarrollo del cerebro del niño. Cualquier deficiencia de estos nutrientes puede afectar a la producción de señales del sistema nervioso y perturbar las funciones cerebrales visuales y cognitivas normales. En los casos más graves, puede incluso provocar daños cerebrales y los consiguientes problemas de desarrollo e intelectuales.
Los estudios han demostrado que los niños con autismo suelen tener un alto riesgo de sufrir deficiencias nutricionales, desequilibrios metabólicos y problemas intestinales debido a sus inusuales patrones de alimentación. Esto se agrava aún más en los niños con trastornos del procesamiento sensorial, que pueden tener una dieta limitada como resultado de reacciones adversas a ciertos olores, sabores y texturas.
De hecho, el análisis de la sangre y los tejidos de los niños autistas ha revelado que tienen niveles bajos de nutrientes importantes, como las vitaminas B3, B6, B12, C, D, el calcio, el hierro, el magnesio y el zinc, así como los ácidos grasos y aminoácidos esenciales. Por lo tanto, una gestión cuidadosa de la dieta del niño, para garantizar que tenga las cantidades necesarias de cada una de estas vitaminas, puede contribuir en gran medida a su desarrollo general y a prevenir el deterioro de su salud.
Lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer
Unas sencillas modificaciones de la dieta pueden dar lugar a mejoras apreciables en la salud, estimular el progreso del desarrollo y mejorar las interacciones sociales de los niños con autismo. Desgraciadamente, esto se ha descubierto a través de la prueba y el error.
Creemos que el plan dietético más eficaz debe adaptarse al individuo de acuerdo con su perfil metabólico. El autismo es un espectro; por lo tanto, es fundamental que evaluemos las deficiencias y necesidades nutricionales del individuo antes de elaborar un plan dietético que aborde estos problemas.
Por ejemplo, muchos niños con autismo sufren disfunciones gastrointestinales, problemas de aprendizaje, dificultades para dormir y problemas de comportamiento social. Para estas personas, la eliminación de ciertos tipos de alimentos puede ser la respuesta. Por ejemplo, las dietas sin gluten, las dietas específicas de carbohidratos, las dietas sin levadura y la restricción de alérgenos alimentarios han demostrado ser beneficiosas para algunos sujetos.
El uso de suplementos nutricionales para potenciar los ácidos grasos, las vitaminas y los minerales, y los probióticos también puede ayudar a garantizar que se consuma el nivel correcto de nutrición y, por tanto, no sólo limitar los problemas digestivos, sino también mitigar los problemas sociales y de comportamiento.
Estos esfuerzos deben ir siempre acompañados de la práctica de excluir o gestionar los aditivos, conservantes y sabores y colores artificiales, y en su lugar fomentar el consumo de categorías de nutrientes básicos, como proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales, e hidratación.
Cuando se consumen los nutrientes adecuados, se han observado grandes mejoras en varias condiciones y síntomas de los niños autistas. Los ejemplos de alivio incluyen, entre otros, los siguientes:
Complicaciones gastrointestinales
Pérdida de apetito
Poca atención y concentración
Aumento de las funciones cognitivas
Irritabilidad, cambios de humor y de comportamiento
Ansiedad y depresión
Alteraciones del sueño
Comportamiento relacionado con el autismo (mejora de la capacidad de respuesta social, disminución de la agresividad, menos rabietas, hiperactividad, etc.)
Habilidades lingüísticas, habla y comunicación
Mejora del sistema inmunitario
Personalización de los planes dietéticos
Como ocurre con la mayoría de las soluciones, no hay una "talla única", especialmente en el caso del autismo, donde no hay un solo síntoma o comportamiento asociado al trastorno. Los enfoques dietéticos probados son un buen punto de partida, pero los niños con autismo padecen diferentes grados de gravedad del trastorno y -adaptados a los síntomas y necesidades específicas del individuo- son los más eficaces.
Es muy útil conocer el perfil metabólico del niño. Si se revelan desequilibrios en el metabolismo, esto puede informar sobre un tratamiento mucho más preciso. Las investigaciones preliminares sugieren, por ejemplo, que añadir o eliminar ciertos alimentos o suplementos puede ser beneficioso para algunos de estos niños.
Es importante que consulte con su médico de familia antes de cambiar la dieta de su hijo. Siempre recomendamos a los padres que trabajen con dietistas o nutricionistas titulados para averiguar qué tipo de dieta, o suplementos avanzados, pueden ser más adecuados para su hijo.
Las embarazadas y la reducción del riesgo de autismo
Al igual que es importante adaptar la dieta de un niño para ayudar a controlar el autismo, las futuras madres también deben ser conscientes de su dieta para reducir la probabilidad de que su bebé tenga autismo.
La causa del autismo suele describirse como una predisposición genética combinada con una influencia ambiental, lo que significa que hay indicios de que una dieta desequilibrada en las futuras madres podría afectar al desarrollo del cerebro y, por tanto, a la susceptibilidad del niño al autismo.
En general, las futuras madres deberían hacer lo posible por mantenerse sanas durante el embarazo. Esto incluye optimizar su ingesta nutricional, tomar multivitaminas prenatales según las recomendaciones de sus médicos, vigilar el aumento de peso y reducir la exposición innecesaria a sustancias químicas y contaminantes.
La próxima fase de la investigación
Se necesitan más investigaciones para respaldar la relación entre los síntomas del autismo y la nutrición. Hay muchas otras vitaminas, minerales, antioxidantes, aminoácidos, nutracéuticos y hierbas que se cree que benefician a los niños autistas. Por lo tanto, es necesaria una investigación basada en pruebas para proporcionar información suficiente y creíble.
Resulta alentador que haya dos áreas de investigación que están recibiendo mucha atención por parte de la comunidad médica. La primera es la investigación para determinar si una dieta sin gluten y caseína (GFCF) puede mejorar los síntomas del autismo. Esto es importante, ya que es una opción dietética muy popular entre los cuidadores de la comunidad autista.
La segunda es una investigación innovadora sobre la conexión entre el intestino y el cerebro y su posible influencia en los trastornos del neurodesarrollo. Los niños autistas sufren desequilibrios en su microflora intestinal, lo que plantea la siguiente pregunta: si somos capaces de manipular la población bacteriana a través de la dieta, ¿pueden tratarse así los síntomas del autismo, como los trastornos gastrointestinales?
Se trata de dos pasos prometedores y es de esperar que nos informen mejor de la relación entre una dieta sana y el tratamiento de trastornos neurológicos como el autismo.
Este artículo se publicó en el número 109 de la revista "Good Health". https://www.autismparentingmagazine.com/issue-109-attaining-good-health/
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