POR IGNACIO PANTOJA
Fuente: Autismo en vivo | 26/01/2024
Fotografía: Pixabay
Aunque sea de un episodio de los Simpson, me parece adecuado para titular mi artículo.
Hace ya diez años, el sábado 31 de enero de 2015 cuando acudí a mi primer examen de la oposición del BIR, “biólogo interno residente”, y tras unas horas de estrés dentro de una sala entregué mi examen en un sobre. Tenía entonces 30 años y creía que debía empezar a trabajar y a ganar dinero propio, había acabado la carrera de biología en la autónoma de Madrid haría un par de años y me sentía y adulto y con ganas de abandonar mi vida estudiantil y comenzar mi vida laboral.
Un mes después recibí mi número en aquella prueba y no conseguía plaza ni por el cupo de personas con discapacidad, mi discapacidad es mayor del 65% y competía con otras personas con discapacidad del 33% que podían no sufrir los problemas que tengo yo a la hora de estudiar.
Aún así saqué fuerzas de flaqueza y decidí intentarlo un año más. El 6 de febrero de 2016 quedé quinto por el cupo de discapacidad y solo había tres plazas, aún rellené mi instancia y recé para que dos personas se retirasen pero por desgracia no fue así y quedaba otra vez fuera; durante unos meses estuve sin dormir, no sabía absolutamente que hacer con mi vida, pocos meses después cumpliría 32 años y tomase la alternativa que tomase todo parecía ir muy mal.
Me sentía totalmente incapaz de volver a preparar por tercera vez el mismo temario, aunque el segundo intento había sido mucho mejor que el primero; la angustia de permanecer otro año más encerrado en casa y enfrentarme de nuevo a todo lo que había estado estudiando meses y meses era algo que sinceramente me generaba nauseas.
Por motivos que quizá ahora no vienen al caso acabé matriculándome en la complutense de una carrera que como ya he comentado muchas veces, resultó ser mucho más difícil que la que tenía ya completada pero que tras consultar con muchas personas de mi entorno me aseguraron que me daría una salida profesional que en biología no iba a tener nunca.
El 5 de septiembre de 2016 empecé mis estudios en esta facultad y desde el primer día la diferencia de edad entre mis compañeros y yo me generó demasiado miedo y una enorme frustración de sentirme en un lugar totalmente inadecuado para mí. Desde entonces hasta el año 2020 que comienza nuestra querida pandemia del COVID-19 yo ya había dejado prácticamente todo atrás, el buscar amigos en esa facultad había resultado ser totalmente perjudicial para mí, el TEActivismo y mi vida en la política la había abandonado totalmente al igual que todas las entidades de apoyo al autismo en las que estaba.
Me sentí muy triste, creo que desde entonces estoy en una depresión, no me he vuelto un hikikomori pero casi, hasta 2021 estuve dando clases por ordenador o por el móvil ya que apenas salí de mi hogar en esos dos años y cuando la facultad se abrió no tenía ningún interés ya en volver, todas las personas que había conocido habían terminado ya la carrera y no podía encontrar la manera de volver a verlas. Por lo menos a la gran mayoría.
Desde aquel mes decidí acudir lo menos posible, me acercaba a los cuarenta años de edad y aquella facultad de jóvenes alumnos de veinte años era un lugar hostil para mí y busqué amigos en otros lugares.
El tiempo pasaba lentamente y cuanto más pasaba más sentía que me costaba estudiar, cada vez tenía menos fuerzas y menos motivación y la idea de quedarme encerrado en casa no me resultaba atractiva.
Hice terapia con varios psicólogos y fui a visitar a mucho psiquiatras pero por desgracia no consiguieron ayudarme demasiado, ni siquiera consigo dormir la mayoría de las noches dando vueltas al futuro. El 9 de enero me examiné de química orgánica y tras varios años estudiando esta asignatura pensaba que esta vez tendría la oportunidad de aprobar pero mientras estaba haciendo el examen me daba cuenta de que era mucho más difícil de lo que había imaginado y que debería estar más años aún para conseguir aprobarlo.
Y el problema son los precisamente eso: los años, tengo 40 años y no he conseguido independizarme de mis padres. En algún momento ellos no estarán y tendré que salir adelante yo solo sin su ayuda.
Este cuatrimestre tengo que preparar la farmacognosia y es una asignatura tremendamente difícil y muy extensa con lo cual no creo que tenga fuerzas de seguir con la química orgánica este curso, y además me quedan cinco asignaturas más, además de las prácticas tuteadas y el trabajo fin de grado.
El tiempo pasa y parece un castigo.
Ignacio F. Pantoja
este articulo refleja nuestros sentimientos