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Los componentes del brócoli ayudan en la investigación sobre autismo




POR CHRIS D`ADAMO

Fuente: Autism Parenting Magazine | 21/06/2021

Fotografía: Pixabay.com



Aunque los síntomas del trastorno del espectro autista (TEA) suelen aparecer durante los primeros cinco años de vida, a veces puede ser difícil de diagnosticar debido a la amplia gama de síntomas.


Debido a la diferencia de capacidades de los niños del espectro, también puede ser un reto encontrar el tratamiento adecuado para ayudar a aliviar los síntomas. Lo que funciona para un niño no tiene por qué funcionar para el otro, y a menudo pueden ser necesarios varios intentos para determinar qué es lo más eficaz. Esto se ve reforzado por un dicho común en la comunidad del autismo: "Si conoces a un niño con autismo, conoces a un niño con autismo".


Aunque se han producido varios avances en la investigación sobre el autismo a lo largo de los años, todavía son limitados los tratamientos o los biomarcadores validados para uso clínico. Dicho esto, una sustancia química producida en el cuerpo por los componentes que se encuentran en el brócoli, conocida como sulforafano, ha demostrado efectos positivos en los niños con autismo en los estudios. A continuación, exploraremos la ciencia detrás del sulforafano, así como las investigaciones recientes en relación con el TEA.



La ciencia detrás del sulforafano


Para entender completamente cómo funciona el sulforafano, es importante dar primero un paso atrás y observar cómo la inflamación ha tenido un gran impacto en nuestra salud y calidad de vida. Hay muchas cosas que pueden desencadenar la inflamación, como el humo del tabaco, el microbioma intestinal, los contaminantes del aire, el agua o los alimentos, y factores mentales como el estrés. Debido a nuestro entorno y a nuestro estilo de vida, vivimos constantemente con señales inflamatorias que arman nuestro sistema inmunitario. Esto es digno de mención, ya que la inflamación es ahora reconocida como una causa significativa o un factor de complicación en la diabetes, la obesidad, el cáncer, la depresión, las enfermedades del corazón y las condiciones neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson y el TEA.


Los estudios epidemiológicos han demostrado previamente una correlación positiva entre el consumo de frutas y verduras y la promoción de la buena salud. El sulforafano se produce en el cuerpo mediante la glucorafanina (el precursor del sulforafano) y una enzima llamada mirosinasa, que se encuentra en el brócoli, los brotes de brócoli y otras verduras crucíferas.


El sulforafano favorece el proceso natural de desintoxicación del cuerpo para luchar contra los virus y las amenazas del aire, el agua y los alimentos, además del estrés oxidativo y el daño celular. Para muchos, una forma de desestresarse es salir a disfrutar de la naturaleza: dar un paseo, montar en bicicleta, etc. Una buena manera de pensar en el sulforafano es que es como el paseo por la naturaleza de sus células. Elimina el estrés de todo tipo a nivel celular.


Vale la pena señalar que simplemente comer brócoli para inducir la creación de sulforafano no es necesariamente eficaz. Algunas ofertas de productos en la etapa de mercado, debido al cultivo y la fertilización, pueden no contener mucho, o nada, tanto del precursor del sulforafano, la glucorafanina, como de la enzima mirosinasa. Los nutracéuticos, como Avmacol Regular Strength, contienen una cantidad estandarizada de estos ingredientes esenciales, que suelen utilizarse cuando se estudia el impacto del sulforafano en entornos clínicos.



Impacto del sulforafano en la investigación clínica del TEA


Se ha descubierto que el sulforafano alivia las manifestaciones conductuales clave de los niños y adultos jóvenes con autismo en investigaciones anteriores. Un estudio piloto publicado por Zimmerman et al. analizó los biomarcadores de tres vías moleculares asociadas al TEA: metabolismo redox/estrés oxidativo, respuesta de choque térmico y desregulación/inflamación inmunológica. Se sabe que estos marcadores se ven afectados por el sulforafano.


Los análisis se realizaron utilizando células mononucleares de sangre periférica de pacientes con TEA. Se eligió Avmacol Regular Strength porque es un promotor altamente estandarizado de la producción de sulforafano, se ha utilizado colectivamente en cinco estudios sobre TEA y está disponible comercialmente, lo que facilita su obtención tanto para los pacientes como para los cuidadores.


Tras la administración de Avmacol Regular Strength en pacientes con TEA, la expresión genética de las enzimas citoprotectoras disminuyó. Los autores del estudio piloto concluyeron que: "representó nuestro intento de desarrollar biomarcadores y explorar las bases moleculares de los efectos del tratamiento con sulforafano en pacientes con TEA... estos biomarcadores, agrupados por función en dos paneles, se muestran prometedores en el seguimiento de las respuestas a los tratamientos, y en la orientación para la selección y eficacia de las intervenciones biomédicas".


Los estudios están en curso, incluida la investigación clínica con Avmacol Extra Strength; sus ingredientes trabajan para inducir la expresión genética de las enzimas de fase 2 estudiadas más que Avmacol Regular Strength. Todavía nos queda mucho camino por recorrer en lo que respecta a la investigación del autismo, pero los biomarcadores identificados en el estudio piloto de Zimmerman et al. -parte de un ensayo clínico a gran escala- podrían ayudar a orientar las estrategias de intervención, incluido el uso del sulforafano.


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