POR PEDRO GOMEZ
Fuente: Autismo en vivo | 19/06/2021
Fotografía: Pixabay
La vida es un reto constante para todos, pero más aun para los Asperger. La búsqueda de la zona de confort puede ser una trampa que frena nuestro desarrollo como personas.
Recuerdo cuando terminé la Universidad y empecé a buscar trabajo, mis primeros trabajos fueron como comercial, nada más lejos de la mentalidad y el perfil de fortalezas Asperger. No fueron experiencias exitosas a nivel profesional, pero sí a nivel personal, en la medida que me ayudaron a desarrollar habilidades comunicativas e interpersonales, mi punto débil en aquel momento, a parte de mi timidez. Poco a poco fui viendo que quería hacer trabajos en que tuviera que pensar más que no vender lo que otros piensan y así lo he conseguido con el tiempo.
Es muy comprensible y en cierto modo necesaria la búsqueda de la zona de confort, para casi todos y seguramente más aún para un Asperger. Sin embargo, a mi parecer, la gracia de la vida está en gran parte en la posibilidad de evolucionar, de llegar poco a poco a ser una mejor versión de uno mismo, superando sus creencias limitantes, desarrollando nuevas habilidades, abriéndose a nuevos intereses, y como no, madurando como personas.
Los retos nos llegan tarde o temprano de una u otra forma, pero desde que era joven tuve clara la idea, sobretodo a raíz de observar la vida de los adultos que me rodeaban, que la vida es algo demasiado serio como para tirarse a la piscina y asumir responsabilidades sin antes haber aprendido a nadar. En su momento, al terminar mis estudios en la Universidad, era consciente de mi profunda ignorancia acerca de como funcionaba el mundo y las relaciones interpersonales, como se conseguían las cosas más allá de lo obvio, y de la conveniencia de descubrir otras realidades y formas de pensar más allá de la burbuja en la que había crecido.
Salir de la zona de seguridad, que no de confort ni felicidad, fue una experiencia muy estimulante y liberadora, no sin momentos duros como era de esperar. Pero la verdad es que siempre que he mirado hacia atrás he sentido una gran satisfacción al ver que había siempre tomado las decisiones que más ilusión me hacían y que más me habían hecho crecer como persona.
Sólo en dos ocasiones tuve la oportunidad de quedarme en una verdadera zona de confort, si bien no era nada estimulante y vi claro que no me llevaría a ser una mejor versión de mi mismo, sino solamente una vida tranquila pero lejos de lo que estaba convencido que podía llegar a conseguir. A decir verdad, el sufrimiento que me trajo tomar la decisión arriesgada en ambos casos me hizo lamentar en bastantes ocasiones haber tomado dicha decisión, en la medida que sufrí crisis importantes. Pero ambas crisis me hicieron crecer y dar un salto importante en mi mejora personal. Con el paso del tiempo me siento terriblemente feliz de haber tomado aquellas decisiones.
Esta es sólo mi experiencia, que no se puede “copiar y pegar” a todos los casos, pues hay que valorar muchas variables importantes en el árbol de decisión, pero siempre que tengas un sostén que te permita sobrellevar la crisis resulta muy recomendable hacer tomar la decisión que te suponga un reto en el que puedas aprender cosas importantes y madurar a partir de afrontar situaciones difíciles.
Sólo con el entrenamiento o la práctica aprende uno a navegar por la vida, y es preferible aprender cuanto antes, cuando se es joven y todavía no se tiene la necesidad de tener una vida estable y asumir responsabilidades, algo que se va incrementando con el paso del tiempo. Este consejo sirve para cualquiera, pero en el caso de los Asperger resulta quizás más crítico, en la medida que el déficit de habilidades sociales requiere un importante esfuerzo de superación y un aprendizaje mucho mayor.
Con la acumulación de experiencias uno también puede compensar dichos déficits con otros valores adquiridos con estas experiencias. Uno tiene también muchas más cosas interesantes que contar, enseñar y compartir los demás. Todo ello incrementa tu valor como persona, que es el principal activo con el que debes afrontar el resto de tu vida. Aprende a "nadar por la vida" tanto como puedas antes de cargarte de responsabilidades, y así podrás afrontar los retos futuros con más probabilidades de éxito y menos sufrimiento.
Hay que retarse a salir de la zona de confort!
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