POR SARAH DEWEERDT
Fuente: Spectrum / 30/03/2020
Ilustración: Laurène Boglio
El "agotamiento autista" es el intenso agotamiento físico, mental o emocional, a menudo acompañado de una pérdida de habilidades, que algunos adultos con autismo experimentan. Muchos autistas dicen que es el resultado, principalmente, del efecto acumulativo de tener que navegar por un mundo diseñado para personas neurotípicas.
El agotamiento puede afectar especialmente a los adultos autistas que tienen fuertes capacidades cognitivas y de lenguaje y que trabajan o van a la escuela con personas neurotípicas.
Aquí describimos el cuadro emergente de este fenómeno, cómo los adultos autistas podrían ser capaces de recuperarse del agotamiento y cómo evitar que ocurra.
¿Cómo es la experiencia del agotamiento autista?
Como muchos aspectos del autismo, el agotamiento varía mucho de una persona a otra. Algunas personas autistas lo experimentan como una abrumadora sensación de agotamiento físico. Pueden tener más dificultad para manejar sus emociones que de costumbre y ser propensos a los arrebatos de tristeza o de ira. El agotamiento puede manifestarse como una ansiedad intensa o contribuir a la depresión o al comportamiento suicida. Puede implicar un aumento de los rasgos del autismo, como conductas repetitivas, aumento de la sensibilidad a la entrada sensorial o dificultad para el cambio.
El agotamiento a veces puede resultar en una pérdida de habilidades: una mujer autista que suele tener fuertes habilidades verbales puede, por ejemplo, encontrarse de repente incapaz de hablar.
¿Cómo surgió el concepto de agotamiento?
Pocos estudios han investigado formalmente el agotamiento autista. Los investigadores del autismo sólo se han dado cuenta del agotamiento como fenómeno en los últimos cinco años más o menos. Se han enterado de ello directamente a través de discusiones con participantes autistas en persona o en línea.
El concepto refleja el creciente movimiento de autodefensa en la comunidad del autismo, que ha llevado a los investigadores a centrar cada vez más la atención en los adultos con autismo y sus experiencias internas. Pero no es totalmente nuevo: algunos investigadores señalan que los niños con autismo pueden sufrir crisis o perder habilidades cuando se ven abrumados por las exigencias de un entorno difícil.
¿Qué causa el agotamiento?
El agotamiento es a menudo una consecuencia del camuflaje o el enmascaramiento, una estrategia en la que las personas autistas imitan el comportamiento neurotípico usando guiones para charlar, forzándose a hacer contacto visual o suprimiendo comportamientos repetitivos. Estas estrategias pueden ayudar a las personas autistas en sus trabajos y relaciones, pero requieren un esfuerzo inmenso.
También puede ser el resultado de una sobreestimulación sensorial, como un viaje ruidoso en autobús; demandas de funciones ejecutivas, como tener que hacer malabares con demasiadas tareas a la vez; o el estrés asociado al cambio.
¿Cómo se recuperan las personas autistas del agotamiento?
Eso depende de la persona y de cómo es el agotamiento para ella. Un primer paso es que las personas autistas se retiren de la situación que desencadenó el agotamiento. Esto podría ser tan simple como volver a una habitación de hotel para descansar solo, después de un día de impredecibles interacciones sociales en una conferencia. Otros pueden necesitar más tiempo para recuperarse. Algunas personas autistas han descrito un agotamiento tan grave que sus efectos han persistido durante años. El agotamiento puede ocurrir con más frecuencia y ser más difícil de recuperar a medida que las personas envejecen.
¿Es posible prevenir el agotamiento?
Una estrategia clave para prevenir el agotamiento es el autoconocimiento. Las personas con autismo pueden aprender con el tiempo qué situaciones tienen más probabilidades de desencadenarles el agotamiento. También pueden estar atentos a las señales que indican que se están acercando al agotamiento: algunos autistas describen sentirse desconectados de sus cuerpos o experimentar la visión de túnel en este estado.
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