El rechazo

POR IGNACIO PANTOJA

Fuente: Autismo en vivo | 15/03/2024

Fotografía: Pixabay

Creo que todas las personas autistas hemos sufrido el rechazo.

Ya sea el rechazo laboral, social, en la amistad o en el amor…yo siempre he sido muy crítico con las personas, en su mayoría mujeres que me han rechazado.

Hoy con casi cuarenta años lo veo de otra manera, el rechazo de una mujer no siempre viene por ser autista, sino generalmente por ser hombre.

Los hombres y las mujeres, solemos tener diferentes maneras de entender las relaciones amorosas y sexuales y muchas veces yo he confundido el rechazo de una mujer por mi condición de autista en vez de a mi condición por ser hombre.

El sufrimiento que genera el no ligar, el no encontrar pareja puede ser común en la mayoría de los hombres, aunque es cierto que a los hombres con diversidad funcional como la neurodivergencia, no cuesta mucho ligar y encontrar pareja con mujeres neurotípicas.

Y sí, genera mucho sufrimiento, pero según van pasando los años, te das cuenta de que la prioridad en la vida no es encontrar novia porque sí, como para presumir de tener novia, sino, quizá encontrar una compañera de vida, no un objetivo sexual.

Por ello en mi vida he sufrido mucho el trato de las mujeres al no querer compartir conmigo su amistad y su amor pero con el tiempo me doy cuenta de que el rechazo no es un castigo hacía mí, no es un castigo al estigma de ser autista, sino tal vez una circunstancia de cosas en las que nadie tiene la culpa de todo.

No se puede y no se debe imponer una amistad y mucho menos un amor, eso no en este mundo.

Cada cual debe estar con quien quiere y con quien le permite, no hay ventajas de unos sobre otros, cada cual tenemos nuestra condición, el sufrimiento se puede soportar entendiendo que quien te rechaza es porque no debe estar en tu vida.

Por eso estos últimos años he comprendido a no desear estar en la vida de quién no desea estar en la mía, que eso es un mal asunto.

La amistad como el amor, en la vida debe ser fluida y jamás se debe forzar ni obcecarnos con ello.

Ignacio F. Pantoja