POR IGNACIO PANTOJA
Fuente: Autismo en vivo | 13/09/2023
Fotografía: Google
Comencé a ver esta serie de Netflix sin ninguna pretensión, estos últimos años a parte de estudiar, poca cosa más hago. Ya que la carrera se va volviendo más y más absorbente.
Si alguien no ha visto la serie, comento que se da en un escenario postapocaliptico, un virus ha asediado a la especie humana (nos suena, ¿no?) y a partir de aquí ya no nacen seres humanos sino unas criaturas conocidas como “híbridos”, mezcla de humanos y animales.
La trama nos cuenta la historia de Gus, un híbrido mitad humano mitad ciervo, así a bote pronto suena a historia de fantasía, sin embargo, poco a poco, y ya desde el primer episodio me he dado cuenta que Gus tiene demasiado de autista.
Para empezar Gus es un niño especial, enfrentado y huido de la especie humana, lo que podrían ser los neurotípicos, un niño miedoso, ingenuo, algo retraído que no confía en las personas ya que su padre le enseño eso para protegerse de ellas.
Poco a poco, según avanzan los episodios, Gus nos va abriendo su corazón a base de
relacionarse con seres humanos, algunos muy crueles le intentarán capturar o quitar la vida y
otros sin embargo le ayudarán.
Sin haber terminado las dos temporadas, me he sentido identificado con Gus y los otros híbridos, algunos de ellos incluso no verbales que cómo los autistas se les cree incapaces de albergar inteligencia apenas.
La verdad me he sentido muy a gusto viendo esta serie, parece ser que narra las vivencias de
unos niños autistas diferentes a la sociedad neurotípica y que son rechazados por esta.
Sin embargo, mi pregunta va más allá, son solamente niños, ¿qué ocurrirá cuando los híbridos se hagan adultos? ¿seguirán siendo tan adorables…o todo lo contrario?
Y es que al final el mundo del autismo solo se contempla en los niños y a los adultos nos dejan a la mayoría solos, en un mundo egoísta me planteo si los autistas deberíamos empezar nuestra rebelión como la empiezan los híbridos en esta serie.
Ignacio F. Pantoja
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