El desierto de los tártaros

POR IGNACIO PANTOJA

Fuente: Autismo en vivo | 25/10/2023

Fotografía: Pixabay

Hará unos diez años, cuando cursaba el máster en Salamanca, que este libro llegó a mis manos. Un libro árido y difícil de leer, he de reconocer, por lo menos para mí en esa época de mi vida.

El protagonista comienza siendo joven, tiene toda la vida por delante y no quiere que nada ni nadie se la vaya a amargar.

Recuerdo que el muchacho acaba en un regimiento militar, en la frontera de Italia con otro país donde viven los Tártaros, enemigos que están dispuestos a invadir ese lugar.

En un principio del libro el protagonista desea marcharse de allí, considera que eso no es vida para él, le resulta agobiante y tedioso. Incluso está dispuesto a fingir enfermedad con tal de encontrar su baja y desaparecer de aquel lugar.

Pero poco a poco empieza a conocer a sus compañeros y a emocionarse con la guerra contra el enemigo y en ser un destacado miembro de su ejército, la emoción supera a la desesperación y decide consagrar su vida a ese objetivo sin dudarlo.

Al final del libro, le vemos envejecido, cansado, enfermo y es apartado del regimiento durante la batalla y antes de morir hace una cosa que él mismo no esperaba, sale al balcón y contempla el cielo y ve que hay luna llena, entonces sonríe, pues se ha dado cuenta de que lo importante en la vida no es lo que uno cree ni lo que digan los demás, sino simplemente, ser feliz.

Tras muchos años de estudio empiezo a encontrar analogías entre ese protagonista y yo mismo.

¿Será para mí la facultad de farmacia como el desierto de los tártaros para el protagonista de la novela? ¿Serán mis ansias por triunfar y ser farmacéutico las mismas ansias del soldado por vencer a los tártaros y convertirse en un distinguido héroe de su pueblo?

¿O al final de mi vida acabaré mirando al cielo, pensando que la vida solo existe para ser feliz?

Ignacio F. Pantoja