POR ANGÉLICA REBOLLEDO Y CONSUELO LOMAS
Fuente: www.latercera.com | 02/01/2023
Fotografía: Alejandra González
El autismo es una condición compleja, que puede manifestarse de distintas formas, y a veces muy difícil de diagnosticar, incluso para un profesional con alguien con quien convive.
“Cuando mi hijo menor tenía un año y medio comenzamos a notar signos que nos hicieron ver que definitivamente había algo distinto en él. Siempre había sido una guagua especialmente tranquila. A diferencia de cómo había sido su hermano mayor, él dormía toda la noche sin problemas y, además, notábamos otras cosas como que tenía dificultades para moverse y caminar. Pero nada de eso nos alarmó lo suficiente. Fue cuando lo vimos comenzar a balancearse de forma persistente que pensamos que podría tener un problema serio. Y lo que se me vino a la mente en ese entonces fue epilepsia. Nunca autismo.
Lo llevamos a control con el pediatra y después de los exámenes médicos la respuesta fue que afortunadamente no era lo que nosotros temíamos, pero sí nos sugirió que Memo fuera a un neurólogo. Ahí la recomendación fue clara: comenzar a apoyarlo de todas las formas posibles porque era altamente probable que estuviese dentro del espectro autista. Su doctor nos explicó que la neuroplasticidad en el cerebro de los niños permite lograr los mejores resultados, mientras antes se empiece a trabajar con ellos. Y en ese momento tratamos de ganar todo el terreno que pudiésemos, no para cambiar a Memo, pero sí para darle todas las herramientas posibles.
De eso pasaron varios años y hace algunos meses volví a escuchar TEA como un diagnóstico posible, esta vez para mi hijo mayor. Y en esta oportunidad también fue una sorpresa para mí. A los 11 años fue su profesor del colegio quien empezó a notar algunas señales que lo hicieron pensar que podría haber algo diferente en él. Se tomaba ciertas expresiones y comentarios de forma demasiado literal y estaba mostrando algunas conductas obsesivas. Pero hasta ese minuto, en la casa, no habían habido muchos signos más que dificultades con el lenguaje que ya habíamos resuelto con ayuda de una fonoaudióloga. Yo no me había dado cuenta que mi hijo mayor también estaba dentro del espectro autista.
Pueden leer el artículo completo en el siguiente enlace: Angélica Rebolledo - “Incluso siendo sicóloga me costó darme cuenta que mi hijo estaba dentro del espectro autista” - La Tercera
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